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Es tiempo de pensar en las políticas microeconómicas

Ana María Montoya Economista, Red ProCompetencia

Por: Ana María Montoya | Publicado: Miércoles 13 de diciembre de 2023 a las 04:00 hrs.
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Ana María Montoya

En base a la encuesta del Banco Central de diciembre, que mide las expectativas inflacionarias de las empresas evidenciando que están en torno a 5% y 4% para los próximos 12 y 24 meses, vemos que las políticas macroeconómicas adoptadas, debido a los inéditos shocks de demanda que generaron los retiros previsionales –que representaron un 18% del PIB y dos tercios del aumento de la liquidez en la economía, han surtido sus efectos.

Cuando las políticas macroeconómicas están bajo control, apreciamos la realidad de nuestra economía y se vuelven a relevar los problemas de crecimiento que presenta el país, ya que los aumentos de la demanda transitorios no estuvieron asociados a una mayor productividad y tampoco a una mayor competencia en nuestros mercados que permitieran tener aumentos sostenidos en la producción.

“Necesitamos coordinación activa entre el Estado, empresariado, academia y reguladores para sugerir políticas microeconómicas que nos permitan un desarrollo sostenido”.

Lo anterior es uno de los mayores desafíos para el Estado, ya que se requieren cambios microeconómicos que deben ser específicos y una comprensión acabada de cada sector y de las brechas que tenemos para alcanzar la producción potencial. Una buena noticia es que muchas de las sugerencias por sectores han sido identificadas por la Comisión Nacional de Productividad y por estudios o recomendaciones de las Autoridades de Competencia que -desgraciadamente- no han sido implementadas.

En Chile tenemos mercados que han logrado mover la frontera de producción, con el fin de reducir barreras que inhiben el desarrollo y la productividad como son la reciente Ley Fintech, la cual es hoy en día reconocida por el FMI como una de las regulaciones pro-desarrollo y competencia para nuestro país aun en el complejo contexto de nuestra economía. En gran medida este tipo de cambios regulatorios reconoció los cambios en la función de producción en los mercados financieros donde la economía digital y la tecnología llegaron para quedarse, pero sin descuidar las fallas de mercado existentes por parte de los consumidores y la tendencia a la concentración de las Bigtech.

Tenemos otros ejemplos que han sido muy relevantes para aumentar la productividad de nuestra economía. Una fue la prohibición de establecimiento de precios diferenciados por destino de la llamada, dentro de una red de telecomunicaciones propuesta por el TDLC en telefonía móvil (2012) y, otra, la portabilidad numérica. La evidencia sugiere que estos cambios generaron la entrada de nuevos operadores en el mercado móvil chileno y todos los beneficios que la competencia generan en los usuarios.

A mi juicio, teniendo en relativo control de las escaladas inflacionarias, tenemos que buscar las alternativas para impulsar el crecimiento identificando las limitantes que el desarrollo productivo enfrenta en nuestro país en los sectores esenciales para el desarrollo y en aquellos que tenemos ventajas competitivas. Es ahora cuando necesitamos coordinación activa entre el Estado, empresariado, academia y reguladores para sugerir políticas microeconómicas que nos permitan generar un desarrollo sostenido.

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